Quiero que te espantes,
que te alejes y me alejes,
que aquello que habita en tu mente
y termina en mi piel
tenga como resultado un frío abandono.
Quiero que dejes de buscarme,
que no encuentres mi rostro
en las manchas del techo.
Quiero que de una vez por todas
deje de seguirme tu voz.
Quiero que me odies,
que te adelantes a lo que te espera:
sumergirte en mi locura,
ahogar los suspiros,
verte abandonarme
sin poder decir nada.
Quiero que me olvides,
que puedas huir
antes de que sea demasiado tarde
cuando me agobie tu recuerdo,
cuando me mires herida
y te conviertas en mi mayor dolor.